Por Alejandro Rameth Aréstegui Callo
El propósito del presente artículo es mostrar y sacar a la luz los planteamientos e ideas principales que nos brinda el humanismo retórico y su constante búsqueda por la reivindicación de la palabra y la virtud, así como encontrar en esta doctrina argumentos filosóficos para poder rebatir al objetivismo, corriente filosófica de carácter posmoderno cuyos seguidores son acérrimos seguidores de la pensadora ruso-estadounidense Ayn Rand, pseudo-sistema filosófico que carece de muchas luces y que pensamiento de la obra de Ernesto Grassi puede ayudar a rebatir, refutar e inclusive denotar graves errores dentro de las posturas objetivistas. Otra de las perspectivas que deseo tratar en el presente artículo es la contraposición de los valores antiguos contra los modernos, en un intento por resolver el problema ético y moral que atraviesa la sociedad occidental del presente.
Pero para entender y comparar las posturas tenemos que definir en una primera instancia que es el objetivismo, no es otra cosa que una corriente filosófica del siglo XX que fue fundada por la escritora y filósofa ruso-estadounidense de origen judío Ayn Rand, básicamente establece pilares de lo que se supone es un sistema racional con principios filosóficos que busca establecer armonía de pensamientos y acciones que un individuo realiza en la sociedad, pero exaltando cuestiones como el individualismo, auto denominándose como una filosofía para vivir en la tierra, pero a diferencia de autores filosóficos de antaño, lo que hizo Ayn Rand fue singularmente novedoso: plasmó su filosofía y su manera de entender el mundo a través de novelas literarias con un fuerte componente filosófico, dos de estas llegaron a ser bastante populares tanto en Estados Unidos como fuera de éste (pero ya en periodos más recientes), me refiero al “Manantial” y la “Rebelión de Atlas”. Los principios objetivistas básicos supuestamente serían herederos de la racionalidad y la lógica aristotélica, bajo su perspectiva el hombre y sus sentidos físicos son lo único que se puede demostrar, por lo que debe de alejarse de cualquier creencia ya sea filosófica, espiritual o religiosa que lo induzca a manejar otras realidades que no pueden ser percibidas con los sentidos, ya que para ellos los hechos son los hechos, no obstante la mayoría de objetivistas se niegan rotundamente a llamarse materialistas, ya que según ellos tienen un argumento metafísico en el que se observa como el hombre se debe de desprender de los deseos y temores hacia lo sobrenatural, solamente aceptando lo que ellos denominan “real”.
En sazón de lo visto antes, es menester hablar de una parte del libro denominado “Objetivismo: la filosofía benevolente” de Warren Orbaugh, qué lejos de ceñirse a lo que pretende demostrar el título analiza el racionalismo objetivista, que aunque es una perspectiva mucho más lógica en cuanto a la racionalidad y las acciones morales, posee una concepción errónea de la razón, al final de su libro el intrépido autor explica que otro código de ética válido puede ser el misticismo como también lo puede ser el utilitarismo, derivado de la filosofía de Epicuro, con esto llega a concluir que el objetivismo no es el único sistema válido y que presenta numerosos errores, tales como definiciones erróneas en la definición de la razón y de la metafísica.
Por el otro lado tenemos el pensamiento de Ernesto Grassi, filósofo y educador italiano del siglo XX el cual es menos conocido que Rand, no obstante, sus aportes a la academia son innumerables y hasta ahora ha sido bastante infravalorado en cuanto su obra y pensamiento. De hecho, su obra ayudaría con valiosos aportes a la historia intelectual de Europa occidental, y su principal aporte fue la importancia filosófica del humanismo retórico, surgido en las primeras etapas del renacimiento italiano, a pesar de ser alumno de Heidegger, él consideró que la tradición humanista iba a renacer en forma de una nueva corriente, sus aportes también abarcan grandes avances en la teoría de la retórica y los estudios sobre otro pensador bastante olvidado: Giambattista Vico. Cabe resaltar como dato curioso que Ernesto Grassi enseñó muchísimos años en Chile, donde aparentemente tomó conciencia de los límites y posibilidades de la filosofía occidental y le permitió reflexionar acerca de la condición humana, esto de acuerdo a una de sus biógrafas más renombradas: Anna di Somma. Es a partir de su renovada definición del humanismo, en contraposición a su maestro Heidegger, que Grassi revalorizó a los pensadores del humanismo retórico que se remontan a influencias romanas, transmitidos supletoriamente en la edad media y que reivindicado por los humanistas no platónicos del renacimiento inicial y autores posteriores como Vives, Gracián y Vico. Este nuevo concepto y revalorización permite distinguir la ontología para llevarlo a la metaforología, la reflexión retórica se convierte entonces en una teoría de los ciclos y se mezcla la lingüística con la antropología utilizando recursos que estos pensadores reivindicaron, como la fantasía, el ingenio y la propia metáfora. Por último, la cuestión del humanismo ya no se limita a un tema formativo sino a revalorizar el concepto de la dignidad humana y llegar a una conclusión de que la razón puede tener numerosas manifestaciones, que entraría en completa contraposición con lo que sostenía Ayn Rand.
Ahora comenzaremos a establecer algunas fallas del sistema objetivista, atribuyéndole en parte la crisis de valores que sufre el mundo occidental en el siglo XXI, siendo tan nocivo como el marxismo y otras doctrinas que a pesar de ser la antítesis del objetivismo, están llevándonos hacia una debacle cultural y olvidar al menos en Latinoamérica nuestras raíces latinas, las cuales carecían de esquemas abstractos y excesivamente racionales, sino que se remontan a una apertura y singular interés por la jurisprudencia, la retórica, la religión o la mitología, entre otros.
El mundo está sumido en una crisis de salubridad, política, económica y social. Muchas personas llegan a creer que la civilización occidental se está tambaleando y que incluso está el borde del colapso, el cuestionamiento de estas ideas llega sobre todo por parte de sectores de la izquierda política, sin embargo, necesario aclarar que una idea de occidente como tal neta y pura nunca ha existido, ya que siempre ha sido variable, poco uniforme, ya que hasta ahora no se define cuáles son los valores intrínsecos y universales de esta civilización. Desde una postura cristiana, parte desde el ápice de la iglesia, reconoce que la cultura helénica, heredada de los griegos, así como la estructura política, jurídica y administrativa de la época latina terminaron favoreciendo la expansión de las creencias cristianas. Para muchos el paradigma de esta unión que favorecería establecer una cultura occidental cristiana es nada más y nada menos que el apóstol San Pablo, ya que sus orígenes judíos, usos lingüísticos griegos y convivencia en un mundo romano no es otro que los tres pensamientos que a la postre forjarían occidente por los siguientes siglos.
De acuerdo a Louis Rougier, plantea que la cultura griega aportó la reflexión ética sobre el origen del hombre y su conducta, las bases de un sistema democrático y principios que serían complementados y agrandados en tiempos de Roma, estableciendo definiciones a la libertad y el orden a través de lo que sería el sistema jurídico y cuerpo legal, pero también el concepto del universalismo e intercambio cultural, mientras que el cristianismo rehabilitó moralmente a las capas inferiores de la sociedad. Aparte de esto también encontramos diversas revoluciones que marcaron pauta en la historia de occidente: la revolución científica, la ciencia teórica y aplicaciones prácticas a través de un método científico. La revolución económica que desarrolló un sistema económico superior al feudalismo y al mercantilismo dando lugar a una economía liberal que no obstante sería atacada por corrientes más colectivistas. La revolución industrial que proveyó las bases para un mundo industrializado y por último la revolución política que sustituyó a los súbditos y ciervos, convirtiéndolos en ciudadanos dentro de un estado de derecho, siendo los reyes y gobernantes limitados por la ley. No obstante, a pesar de la creencia de que estas tres influencias se complementaban, el hecho de qué se busque la primacía de uno sobre otro ha ocasionado más de un conflicto a través de los años. Para Ayn Rand la religión era una creencia no sustentada y bastante contraria a los hechos reales e incluso a las conclusiones de la razón, por ello una de las características más importantes de la religión: la fe, era considerada tóxica y altamente nociva para las vidas de los humanos, por lo que el hombre debería de elegir entre la fe y razón, ya que pregonar ambos sería entrar en una contradicción irreconciliable.
Para entender más detalles el objetivismo podemos ir el postulado de Bertrand Russell, ya que para comprender bien un aspecto filosófico hay que aproximarse con un espíritu abierto, tratando de impresionarnos por sus postulados y considerar todos sus objetos de estudio y desde una perspectiva objetivista en este caso, de acuerdo a sus propios criterios y siendo los objetivos posibles, sigue proponiendo postulados cerrados y bastante contradictorios, ya que la mayoría de los planteamientos de Ayn Rand son simplemente una derivación lógica de la metafísica abrumadoramente realista, así como una epistemología bastante racionalista. La justificación objetivista del egoísmo, estrechamente vinculado a la razón, son la base de todo el pensamiento de Rand, su argumento en defensa de esta posición es la naturaleza del hombre, contraponiéndose a las creencias del hombre como un ser gregario, se concentra el estudio de la ética objetivista como parte de la antropología, no obstante en su obra denominada “La virtud del egoísmo”, que dista de ser una discusión sistemática de la ética, sino que es una colección de ensayos sobre algunas cuestiones éticas que necesitaban aclararse en los contextos actuales y que el flagelo del altruismo había sido encargado de adulterar, estos postulados éticos consideraba Ayn Rand que eran necesarios para poder concebir el sistema económico denominado capitalista, no obstante pensadores tales como Nozick se contraponen al planteamiento randiano; por qué ella llega inclusive a preponderar el egoísmo por encima del capitalismo.
Para entender al objetivismo no solamente debemos de referirnos a la metafísica o a la ética, sino a una concepción antropológica del hombre, que parte de la vida como una manifestación esencial, el tema de la individualización que es una caracterización que permite diferenciar al hombre de otros seres, el cual es hombre debido a los atributos exclusivos como lo son la racionalidad, a diferencia de la vida animal, la vida humana de acuerdo a los objetivistas está siempre orientada a la meta que supone ir más allá de la preservación, sino de la autorrealización, aunque este argumento nos parezca algo humanista el objetivismo no reivindica al hombre como alguien que anhela lo que busca un ideal sublime de alcanzar, sino que básicamente es un animal dotado de razón que lucha por sobrevivir y lograr un proyecto de vida con matices extremadamente materialistas, puesto que todo lo místico y que trasciende esta realidad simplemente no existe, ya que este ser racional y libre está en una realidad muy específica y determinada, este ejercicio de la razón no solamente es un privilegio que la naturaleza y ha concedido sino que es una herramienta primordial para el mantenimiento de la vida. De acuerdo a las posturas objetivistas el individuo es libre pero materialmente, esta última sección denota su materialismo oculto en sus postulados ontológicos y antropológicos, así que los postulados aristotélicos se contraponen, ya que Ayn Rand jamás reconoció la naturaleza gregaria social del hombre, sino que la reduce a una mera actitud o un atributo que puede ser ejercitable, pero que no necesariamente puede ejercer, esta primacía ontológica del individuo hace que el individualismo parezca ser algo natural, asimismo es libre y racional de por sí, este llamado individualismo ético de Ayn Rand se puede contraponer en cierta medida con la praxeología de Ludwig von Mises, el cual aboga por un individualismo metodológico que puede examinar los fenómenos colectivos mediante sus agentes individuales (uno de los pilares praxeológicos como el de la satisfacción de una necesidad llega a trascender lo meramente material y percibible por los sentidos).
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