Sucesos como la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS son momentos críticos, revolucionarios y decisivos; donde uno se reinventa o muere. Hoy los invito a pensar acerca del socialismo de mercado, explicado por el Dr. Alberto Benegas Lynch (h.). ¿Cómo es el socialismo en la actualidad?
Muchos teóricos del socialismo comprendieron la imposibilidad del cálculo económico en dicho sistema. La existencia del mercado, los derechos de propiedad y la no intervención en el sistema de precios aparece como un presupuesto necesario para el cálculo económico y el progreso de la sociedad. Al descubrir que las leyes que rigen la producción de riqueza no podrían ser reformadas o abolidas, sin significar un menoscabo a la calidad de vida de los individuos, pensaron que quizás podrían modificar su distribución.
El Socialismo de Mercado nace entonces como una reversión del socialismo, combinando el sistema de producción capitalista con la distribución de la riqueza, la planificación centralizada y la intervención estatal.
De este modo, se permite la existencia de empresas privadas, los derechos de propiedad, el respeto de los contratos, etc. solo de modo instrumental para producir bienes y servicios, pero con la mira puesta en su distribución ulterior.
Cabe mencionar que este no es un momento de transición hacia una sociedad marxista donde no exista Estado ni clases sociales. Sus ideólogos comprenden la imposibilidad de la misma, y sostienen por un lado la eficacia del mercado para la producción de riqueza mientras que por otro hablan de la necesidad del socialismo para la redistribución y solución a la pobreza.
Como primer antecedente, el Dr. Benegas Lynch (h.) nos menciona al utilitarista John Stuart Mill.
Sebastian Ariel Citrea es Estudiante de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Coordinador Local en Estudiantes por la Libertad Argentina. Coordinador de Blog en Forjar.
Este autor nos desarrolla la idea de las leyes económicas, estableciendo una clara distinción entre producción y distribución. Mientras que la primera se rige por las leyes de la naturaleza y es inmutable, la segunda es gobernada por el hombre; pudiendo éste cambiar su destino.
El llamado Sindrome Mill sostiene justamente esta idea, que la producción y la distribución son fenómenos independientes y que uno se puede modificar sin perjudicar al otro. De esta primera idea es de donde parte el socialismo de mercado, producción capitalista y redistribución socialista.
Benegas Lynch (h.) en su libro Socialismo de mercado analiza estas y muchas otras ideas de variados y famosos autores. Respecto a esta cuestión planteada por Mill, el autor nos dirá que tanto producción como distribución suponen la cara de una misma moneda, puesto que quien produce espera luego poder disfrutar aquello por lo que trabajo. Como consecuencia de esta apropiación compulsiva, ajena a toda idea de consentimiento y libertad, tendremos la disminución en la producción e inversión, la caída de los salarios reales y finalmente una baja en la calidad de vida de todas las personas.
La principal objeción que podemos realizarle al socialismo de mercado es su propia contradicción. La pérdida de incentivos y la mala asignación de recursos conlleva a la necesaria decisión de elegir por uno de los dos sistemas. Crisis o reforma.
Posiblemente la caricaturización no sea una forma buena ni seria de abordar este tema. Personalmente, me inclino a analizar la sociedad en términos de matices. A pesar de esto debemos tener claro los problemas inherentes a un sistema, si es que buscamos soluciones prácticas a los problemas que enfrentamos.
Finalmente considero oportuno invitar a la reflexión de estas cuestiones: ¿Vivimos en un socialismo de mercado? ¿Qué “porcentaje” de socialismo podría soportar el mercado para funcionar? ¿Cómo coexisten estos sistemas en la actualidad? ¿Podríamos hablar de un sistema de transición, o más bien es un nuevo paradigma donde aparece un sistema que combina los dos?
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