Con frecuencia, solemos escuchar y usar la frase “La libertad de un individuo termina en donde empieza la de otro”, dando a entender que el hecho de tenernos como personas libres conlleva una gran responsabilidad.
Es un hecho que la libertad absoluta es incompatible con el correcto funcionamiento de una sociedad, ya que para convivir en armonía con otros individuos aceptamos diferentes acuerdos éticos y morales basados en los derechos naturales (Vida, Libertad y Propiedad), renunciando a algunas de estas libertades para obtener un bien común. Por ejemplo, una persona es libre de asesinar a otra, no existe nada que se lo impida. Sin embargo, el respeto a la vida es fundamental para vivir en una comunidad, y quien viole ese acuerdo será penado.
Como individuos libres, también es nuestra responsabilidad proteger y defender las libertades, tanto las nuestras como las de quienes nos rodean, entendiendo que ninguna persona puede imponerse sobre otra y que, ante la ley, todos somos iguales.
Hoy que varias de nuestras libertades se ven amenazadas, es nuestro deber salir a luchar por ellas, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para que estas no se vean opacadas.
Alzando la voz, hagamos honor al lema de la bandera de Gandsen (Don´t tread on me), para que nadie nos pase por encima ni tampoco hacerlo nosotros.
Luchemos, defendamos y cuidemos la libertad con todas nuestras ganas, pero de forma responsable, porque libertad y responsabilidad van de la mano.
Karl Marx es sin lugar a dudas uno de los pensadores más famosos de toda la historia. Sus ideas influyeron en múltiple cantidad de ciencias como la economía, sociología o filosofía; y es admirado al día de hoy por millones de personas. Sin embargo, pocas de las ideas popularizadas por el eran suyas. Y toda su obra está plagada de errores.
Una de sus teorías más conocidas es la del valor trabajo. Según esta teoría el valor de una mercancía depende de la cantidad de trabajo implementado en ella. Y aunque esta idea ha sido refutada ya en más de una ocasión me parece importante aclarar cuál es la raíz de la que surge esta teoría y la concepción equivocada que tiene Marx acerca de la naturaleza del cambio.
Marx decía que “el cambio no puede existir sin igualdad, y la igualdad, a su vez, sin conmensurabilidad”. El filósofo plantea esto por que compara un intercambio con una ecuación, donde dos mercancías son intercambiadas pasando del otro lado del signo “igual” (=). Deduce, que si las mercancías de distinto tipo son equiparadas “existe algo en común de la misma magnitud”. Así es como Marx llega a la conclusión de que debe haber algo que todas las mercancías tengan en común, lo que las hace intercambiables. Sigue desarrollando Marx su teoría y llega a la conclusión de que eso que todos los bienes que tienen en común es el trabajo incorporado. Es esta concepción errónea del intercambio la base de la teoría del valor trabajo.
Y esta concepción es errónea por que esta mal planteada desde un principio. ¡Las cosas se intercambian no según lo que tienen en común, sino por lo que las hace diferentes! Si dos objetos fueran exactamente iguales nadie los intercambiaría. Si dos mercancías son intercambiadas significa que existe una desigualdad entre ellas -lo que provocó el intercambio-. La concepción de la equivalencia de los valores que se intercambian es errónea y plantear algo así el día de hoy sería ridículo.
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