La globalización tiene un actor principal en todo el proceso y es la ciudadanía quien desempeña un rol primordial en la construcción del Estado y el Derecho, en donde según Ferrer (2006) el Estado – Nación sufre una erosión en su transformación ya que reduce severamente la autonomía de cada gobierno y las posibilidades de influir o desarrollar sobre sus propias políticas económicas.
Esta erosión para Lanús (1996) afecta la soberanía interna del Estado ya que se modifica la estructura para dar paso a regiones y ciudades globales, y por otro lado la soberanía externa del Estado se ve afectada ya que se reduce la autonomía para aplicar las políticas Nacionales frente a las globales. De esta manera es como se define que ” la globalización cultural y social cambian las creencias, los valores y los estilos de vida cotidiana, mientras que la Globalización política es la creciente importancia de los organismos internacionales, debilitamiento del Estado y reforzamiento de lo regional y local” (Castells 2000, 5).
Sin embargo, Sen (2002) considera que es importante reflexionar no solo sobre las tareas dictadas por el mundo global sino también sobre los aspectos necesarios que implica poner a las instituciones al servicio del mundo entero y vincular a las instituciones sociales de cada país a esta red de actores activos ya que indispensable fusionar y complementar diversidad de instituciones como los sistemas democráticos y el mercado.
De esta manera serán quienes promoverán las libertades políticas, oportunidades sociales y nuevos instrumentos institucionales que permitan la creación de “políticas de desarrollo para abrir espacios que permitan a estas poblaciones desarrollar sus potencialidades y compartir códigos básicos de la modernidad, sin que ello conlleve la pérdida de su identidad” (Cepal 2002, 23).
El concepto de gobernanza ha ido adquiriendo trascendencia en los debates teóricos y en la actual práctica política, lo que significa un nuevo modelo de gestión territorial para la aplicación de las políticas públicas, destaca por la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones, para promover una mayor comprensión de los problemas y una corresponsabilidad en la búsqueda de soluciones, incentivando así una implementación de políticas públicas con mayor grado de legitimidad.
Amartya Sen (1992) señala que la justicia debe valorarse por las libertades reales que gozan los seres humanos para poder elegir su destino en función de sus propios valores personales y de ninguna manera por los bienes materiales o recursos que puedan disponer, fundamentando así que el objetivo del desarrollo “se relaciona con la vinculación de las libertades reales que disfruta la gente de una población determinada” (Sen 2000:53); en donde, “las personas deben ser vistas como agentes activamente involucrados, (…) en la construcción de su propio destino y no solamente como receptores” (Sen 2000: 53).
La libertad brinda la oportunidad de lograr nuestros objetivos y metas de las cosas que tenemos razones de valorar y engloba tanto los procesos que permiten las libertades de toma de decisión y de las acciones consecuentes, así como las oportunidades efectivas de hacerlo, en sus condiciones específicas de existencia (Sen 2000).
El gobierno abierto es la propuesta para aumentar la capacidad institucional y colectiva en la esfera local, haciendo frente a los desafíos políticos y promoviendo sociedades participativas y conscientes de la realidad que se vive actualmente y se enlaza con un mundo globalizado. Este enfoque de gobernanza hace referencia a una nueva modalidad de la acción pública y de sus estructuras organizativas, mostrándose completamente opuesta al tradicional accionar del gobierno.
En el contexto de la globalización hay que reconocer que ” el hombre avanza en formas concretas de organización social, como las tribales, esclavistas, tecnocráticas, de tal manera que llegaría una etapa ulterior en la cual se cumpliría la tesis de que no existirían diferencias, a esta etapa la llamo de “sociedades igualitarias” a través del dominio y aplicación de la ciencia y la tecnología” (Hegel 1806), de esta manera Sen (2007) reconoce que puede ser un error culpar a la globalización del empobrecimiento y privaciones que sufre la humanidad, ya que más bien son “fracasos de los acuerdos sociales, políticos y económicos, que son compañeros enteramente contingentes y no ineludibles de la cercanía global” ( Sen 2007, 134).
Vivimos una nueva era, en donde destaca la participación de la misma ciudadanía, la cual, mediante una correcta articulación con diferentes actores, propiciará espacios de construcción social democráticos, participativos y transparentes.
Bibliografía
Castells, M. 2000. “Globalización, Estado y sociedad civil: el nuevo contexto histórico de los derechos humanos”. Universidad de California- Berkeley, p. 1. Disponible en http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/ isegoria/article/viewFile/518/518. Revista de Filosofía Moral y Política.
Ferrer, A. 2006. “Globalización y Estado-Nación”. Facultad Nacional de Salud Pública: El escenario para la salud pública desde la ciencia, vol. 24, 2006.
Lanús, J. A. 1996. “El Estado-Nación frente a la globalización”, Archivos del presente: Revista latinoamericana de temas internacionales, volumen 2, número 5, 1996, págs. 107-118.
Sen, A. 2002. “How to Judge Globalism”, en The American Prospect. pp. A2-A6.
Sen, A. 2007, “Identidad y violencia”. La ilusión del destino, cit., p. 166.
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