Desde hace algunos días en la mayor parte de los Estados Unidos de México hay reiterados cortes eléctricos que han afectado a millones de personas, algunos lugares han reportado hasta tres días sin electricidad, lo que significa un atraso para las pymes que dependen de este recurso para poder mantener sus productos en buen estado (charcuterías, restaurantes, pescaderías, etc.), o que necesitan de la energía eléctrica para funcionar (barberías, carpinterías, herrerías, etc.), lo que inevitablemente acabará causando un impacto negativo en la economía mexicana.
Yoel Mora
Soy estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Católica Autónoma del Táchira y ejerzo como coordinador junior en Student For Liberty.
La explicación más próxima y directa de este fenómeno que se está produciendo es que, en principio, los cortes de luz se debieron a las condiciones climatológicas de los Estados que se encuentran al norte del país, más próximos a Texas, que causó que se dejara de recibir gas natural, que es el insumo que necesita esta nación para generar energía, según la propia Comisión Federal de Electricidad (empresa estatal que se encarga de controlar, generar, transmitir y comercializar energía eléctrica a lo largo y ancho de la nación mexicana).
Pero para pesar de los mexicanos, esto no acaba allí, sino que el problema se ha intensificado en el propio Estado de Texas a causa de la ola de frío más dura de toda su historia, esto llevó al gobernador Greg Abbott a cerrar la exportación de gas fuera del territorio hasta el 21 de febrero, que pretende ser conducido a empresas locales para la generación de electricidad para los hogares texanos que se están viendo afectados por apagones continuados durante días (una situación bastante parecida a la de México); justo cuando más necesario es el gas para producir energía eléctrica, muchos yacimientos y ductos se encuentran congelados. Llegados a este punto se preguntarán ¿Pero qué relación tienen los apagones en Texas con México? ¿Por qué una nevada en Texas tiene consecuencias en la nación mexicana? Es muy fácil, aproximadamente el 60% de la generación de energía eléctrica en México depende del gas natural que utilizan las centrales de ciclo combinado, y preocupantemente al menos el 80% de ese consumo es cubierto mediante importaciones de Estados Unidos (principalmente del Estado de Texas)
Pero ¿Es la crisis energética que atraviesa México culpa de Texas y su nevada? En principio sí, y es la conclusión más rápida a la que se puede llegar, pero la verdad es que esto es simplemente una consecuencia de décadas de ineficiencia en materia energética a causa de que el monopolio de la producción de energía eléctrica y extracción de gas se encuentra en manos del Estado mexicano, algo que posiblemente se hubiese evitado si existiese la libre competencia y el sector estuviese privatizado, probablemente habrían más alternativas que solo depender del gas para producir energía. Pero no siempre fue así, durante el siglo XX el Estado mexicano tuvo una industria mexicana extractora y exportadora de gas natural muy bien consolidada que ubicó al país entre los primeros exportadores del mundo, pero como resultado lógico de toda empresa que mantiene el monopolio sobre un determinado servicio, al no tener competencia nunca se preocupó por innovar e invertir para mejorar el servicio de ninguno de los dos sectores porque de igual forma los consumidores tendrían que acudir a ella.
Por el contrario, si tenía algún problema financiero el Estado les daba subsidios (la lógica estatista de mantener empresas que no resultan rentables) con el dinero de los contribuyentes para poder rescatarla, entonces los usuarios estaban (y están) pagando dos veces por un servicio que tal vez no satisfacía (ni satisface) sus necesidades: 1) directamente, pagando el servicio; y 2) indirectamente, a través de impuestos; y sin tener ninguna alternativa a la cual recurrir. Por ello, lo que hace falta es liberalizar el sector energético como prioridad, y privatizar la empresa estatal, porque para que el mercado libre funcione óptimamente, es necesaria la privatización. Esto lo prueba el programa de privatización que ocurrió entre 1982 y 1983 en el propio México, que redujo la cantidad de empresas estatales de 1.155 a 210, el cual generó un aumento del 24% en la rentabilidad de las empresas, que por cierto es uno de los miedos más recurrentes que infligen la clase política en la población, ya que según ellos si se privatiza el producto o servicio que antes ofrecía la empresa pública inevitablemente se encarecerá para aumentar su rentabilidad, pero esto no es tan cierto, de hecho en esta misma obra (Privatization in Mexico. Alberto Chong, Florencio López de Silanes) se determinó que solo un pequeño porcentaje del aumento de la rentabilidad (en torno al 5%) se debió al incremento de precios, mientras que el 64% fue el resultado del aumento de la productividad, en favor de los consumidores.
Así mismo, empresas eléctricas que fueron privatizadas en Inglaterra y Gales experimentaron un rápido aumento de la rentabilidad en los primeros años después del proceso de privatización en pro de la mejora en la calidad del servicio que ofrecían. Pero para esto, es necesario un marco regulatorio apropiado, ya que ello define el éxito o fracaso del programa de privatización; un proceso de desregularización inapropiado puede conducir a una competencia desleal que permite a los productores mantener el beneficio de la privatización sin compartirlo con los consumidores. Esto es especialmente necesario en los sectores en que el Estado tiene la totalidad o la mayoría de los activos antes de privatizarlos, ya que tienden a estar protegidos por una serie de regulaciones originalmente instituidas para reducir las pérdidas de las empresas estatales y déficits fiscales, como en el caso de PEMEX (Petróleos de México), que puede seguir operando incluso cuando no genere beneficios.
Ahora ¿Qué opina el gobierno mexicano al respecto? Cuando comenzó a suceder la crisis eléctrica se reavivo el debate sobre la privatización de la Comisión Federal de Electricidad y liberalización del sector, ante esto el presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció a favor de fortalecer la industria pública a fin de conseguir mayor “independencia energética”, e incluso culpó a los empresarios de ser responsables, de alguna forma, de esta crisis, pues según su visión los encargados de negociar con las empresas americanas para la compra de gas natural para la producción de energía eléctrica se dejan sobornar por los empresarios estadounidenses para seguir suministrando dicho servicio, por lo que el panorama para México es desalentador, y parece estar alejándose de la solución real que (según las pruebas fácticas) reside en la privatización y liberalización del sector energético y la industria extractora de gas natural.
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