Ciertamente la pandemia cambió nuestra visión y costumbres, pero la defensa de la libertad debe ser constante, pues las crisis son el cultivo perfecto de tiranos, todos claman a gritos un dictador, es importante entonces plantear la importancia de todos los ámbitos del ser humano, importante plantear la importancia del mercado e importante dejar al descubierto nuestra banalidad de lo obvio.
Carlos Manjarrés
Coordinator local de SFL, Director de academia de CPLP, estudiante de derecho.
El miedo logró llegar hasta donde pensábamos que nunca podría, y es a mi juicio, completamente humano ese sentimiento de vulnerabilidad e incertidumbre, realmente todo este tema nos llegó tan rápido que fue un poco difícil de asimilar. De un día al otro cambió completamente nuestra cotidianidad. No sería nada extraño que el resultado de esta cuarentena obligatoria fuera una completa transformación en nuestra visión del mundo, y claro, una completa modificación en nuestras costumbres, quizá ahora predomine el distanciamiento o podría ser también, una “revolución” hacia la mayor dependencia de las herramientas tecnológicas, cosa que no veo para nada con malos ojos, incluso me parece interesante. Sin embargo nuestras relaciones sociales han cambiado mucho, eso es innegable, y creo que de ahora en adelante nada podrá ser “igual”, como en el fondo sé que muchos deseamos (o creemos).
En verdad es lamentable todo el panorama, pero bastante aclarador al tiempo. ¿Acaso notamos algo?, yo noté por ejemplo, que el mercado, la libertad de comercio, emana de la acción humana, la acción más voluntaria y perfecta, y al mismo tiempo tan difícil de abarcar en conceptos teóricos (y técnicos), ciertamente el comercio es una parte fundamental en la vida humana, luego de esta cuarentena obligatoria, que obligó a un gran número de empresas a cerrar indefinidamente, logramos entrar en una experiencia que muchos ya anhelaban, un país sin economía, ¿y qué pasó?, ¿acaso no somos todos cada día más pobres?, La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señaló que el número de pobres en la América Latina puede crecer en 35 millones, habría una reducción de exportaciones de un 10,7%, la actividad turística en el Caribe se contraería en un 8%, 17% o 25%, podría haber una interrupción de las cadenas de producción mundiales, una caída de los precios de los productos básicos, este desplome afectaría fuertemente a América Latina a causa de ser exportadores de materias primas, la CEPAL también señaló que se podría presentar una contracción del Producto Interno Bruto regional (PIB) de -1,8% que podría conducir a un aumento de la tasa de desempleo de hasta un 10%. Claro, antes de considerar siquiera las afectaciones de la cuarentena, no dudaron ni un momento en saltar los enemigos del comercio a hablar de “repensar el modelo” y de “elegir entre vida y economía”, como si el simple acto de comerciar, negociar y pactar fuera un modelo pensado, o como si nuestra vida no tuviera nada que ver con la economía (podemos morir de hambre), a mi juicio esto que llamamos “modelo económico” son actos hábilmente desarrollados por depósitos de experiencia acumulado por siglos que trascienden al del individuo. No es el producto de alguna mente superior, es el producto de registros de experiencias históricas, que finalmente consiste en dejar al individuo actuar, no existe otro modelo que la “cooperación voluntaria” (aunque no parezca, estamos tan acostumbrados al totalitarismo que me es necesario hacer esta redundancia).
La falsa disyuntiva sobre la necesidad de escoger entre vida o economía, es una noción infinitamente ignorante, estamos expuestos, y este peligro del anti-comercio puede llegar a ser más peligroso que el mismo virus, ¿Cómo impedirán que las personas comercien?, ¿Cómo impedirán que (las personas) ejerzan su voluntad?, bueno, G. Orwell ya nos dio la respuesta, un día nos levantamos, podría ser un día como cualquier otro, pero ahora todo está fuertemente controlado “por nuestro bien”, entonces, ellos (los dirigentes), que saben lo que es mejor para todos, ya llamaron la opresión con un nuevo nombre: “proteger la vida”, ya llamaron el empobrecimiento sistemático como: “solidaridad”, y ya llamaron la intimidación y amenaza como: “cuarentena obligatoria”. Sin duda el ejercicio del poder se ha incrementado en todos los ámbitos de la vida del hombre cotidiano, usted, sus amigos, yo y mis amigos, se nos hace ya difícil recordar cuando vivíamos en el poco espacio de libertad que antes teníamos, ahora se ajustaron las cadenas y el gran hermano nos vigila.
Recuerda, aún podemos estar peor.
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