Por Juan Camilo Bravo Tibaguiza
La izquierda por lo general aparenta estar del lado de los pobres, de la clase trabajadora y se refiere al pueblo como una sola unidad; así lo decía en su momento el Dictador Hugo Chávez “Le dedicare toda mi vida a mi pueblo que tanto amor le tengo, por la lucha de la democracia y de los derechos humanos” sin embargo, ya sabemos lo que pasó y quienes fueron los más perjudicados con la llegada de Chávez al poder.
Los discursos que utilizan giran en torno a las emociones, manifiestan que “darán” todo por su pueblo, claro, ellos son inteligentes, saben que las emociones provocan sentimientos, y nada mejor que eso para mover masas, y en mayor medida cuando prometen maravillas y un país ideal, prometen utopías; al llegar al poder utilizan soluciones rápidas, como imprimir dinero sin control alguno y repartirlo, un ejemplo muy cotidiano en la sociedad Latinoamericana, el caso es que no podemos quitarle ese mérito, el engaño y la ineficiencia disfrazada de solución son su mejor arma.
Su trabajo es fácil, cuando no están en el poder se dedican a tergiversar y exagerar las dificultades que vive un País, ocultando los aspectos positivos que este ha logrado, sus discursos son basados en el odio, y focalizados en la división de clases, hacen ver a los empresarios como los culpables de los problemas sociales y económicos, cuando son los mismos empresarios, que arriesgando su futuro y su patrimonio brindan empleos a personas que los necesitan para llevar sustento a sus familias.
Desincentivan la cultura de trabajo, exponiéndole e incentivándole a la clase media que están siendo explotados y esclavizados y que no deben de “aguantar” a sus empleadores, ya que estos son “Explotadores” culpables de todo, como diría el famoso Karl Marx que con sus ideologías comunistas (izquierda) ha provocado hambrunas y millones de muertes.
Dentro de las banderas que dicen representar se tiene que proponen una supuesta Igualdad social y Justicia Social, la cual a la hora de la materialización sólo la logran quitándole a quien tiene para darle a quien no tiene, haciendo uso de la redistribución en vez de la creación de riqueza. De modo que, cuando escuches a un político proponiendo conseguir dicha “igualdad social” y “justicia social” estarás escuchando a un Dictador en incubadora, porque así lo hacen siempre, y así lo demuestra la historia, muestra de ello han sido personajes como Chávez, Maduro, Fidel Castro, Hitler.
Es una aberración cómo estos personajes engañan a los pobres con tanta facilidad, se encuentran sedientos de poder, sedientos de dinero ajeno y así es como lo logran, aprovechándose de las dificultades, solo para captar emociones blandas, prometiendo cosas imposibles y peligrosas, sin dar explicaciones de cómo lo harán, prometiendo solucionar vidas, pero sin decir lo que realmente implicaría “mejorar las vidas”, especialmente por parte del Estado.
La incoherencia y la hipocresía los unifican: Tienen todo lo que critican y a lo que incentivan el odio: mansiones, tierras, celulares último modelo, camionetas y ropa de diseñador, tienen que expropiar la riqueza de los demás, menos la de ellos, denigran la riqueza, pero la suya es intocable. Hablan de acabar con la desigualdad, mientras viajan en jets privados y en camionetas 4X4.
Y es que esta es una característica que todos los dictadores y políticos de izquierda tienen, en común, sus discursos se basan en la destrucción y el odio hacia la riqueza, pero claramente no hablan de su propia riqueza, si no, de los que la han trabajado en el sector privado (empresarios) no se les olvide, que el Dictador Chávez odiaba a los empresarios, como dijo en abril del 2005 “Ser rico es malo, es inhumano. Así lo digo y condeno a los ricos”. Con estas palabras y todo, su patrimonio alcanzo los 1.800 Millones de dólares que incluye 17 fincas y muchos bienes más, su hija es una millonaria amante a las marcas más caras del mundo, y todo eso mientras los venezolanos aguantan hambre y caminan de frontera en frontera para escapar del régimen comunista.
Otro ejemplo rápido es el de Fidel castro que también se basó en la destrucción de la riqueza, para “Luchar por el pueblo”. Acabo acumulando un patrimonio de 900 millones de dólares, posaba con dos Rolex en una sola mano, y ya sabemos como se vive en Cuba.
Podemos concluir que cuando los políticos dicen que acabaran con la pobreza, no hablan de acabar con la pobreza de su gente, si no con su propia pobreza.
Claramente hay problemas que solucionar, hay dificultades en todas las sociedades, pero estas políticas públicas esclavistas y totalitarias, solo muestran que lo único que quieren es tener el control total de las personas, volviéndolos vulnerables utilizando el poder contra a todo aquel que alce la voz y quiera abrir los ojos, dejan a las sociedades sin alternativas, sin oportunidades de que salgan adelante, aguantando hambre e incertidumbres.
El sector público es ineficiente es de baja calidad, no existe una ley de incentivo para realizar una mejor labor, así que no se esfuerzan por ofrecer lo mejor.
La civilización resolvió muchos problemas con políticas más libres, dándole importancia a la libertad económica e individual, donde las personas voluntariamente intercambian bienes y servicios por un bien común, como dijo Adam Smith “ No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés” donde la ley de incentivos es perfecta para incentivar (valga la redundancia) la solución de problemas y dificultades en manos de privados, que al buscar su beneficio propio busca agregar valor a los demás, que voluntariamente escogen libremente y según sus condiciones la manera en que quieren vivir, creando nuevas innovaciones y nuevas comodidades para los demás.
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