La ironía que demuestro en el título, la dejaré de lado de manera inmediata y diré mi conclusión de manera acelerada: es mentira que, como dice el presidente, no creen en los planes; muy por el contrario creen, como todo populista, en la planificación soviética absoluta. La pregunta clave es: ¿cuál es el plan? la impunidad absoluta. ¿Cómo lograrlo? con la reforma judicial, la ampliación de jueces de la corte y la búsqueda absoluta del cierre de los casos de corrupción cometidos entre 2003 y 2015.
Nicolás Pierini
1) Estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política y el Profesorado en Geografía en la Universidad Nacional de Mar del Plata
2) Director del Departamento de Estudios de Estudiantes por la Libertad Argentina
La ironía que demuestro en el título, la dejaré de lado de manera inmediata y diré mi conclusión de manera acelerada: es mentira que, como dice el presidente, no creen en los planes; muy por el contrario creen, como todo populista, en la planificación soviética absoluta. La pregunta clave es: ¿cuál es el plan? la impunidad absoluta. ¿Cómo lograrlo? con la reforma judicial, la ampliación de jueces de la corte y la búsqueda absoluta del cierre de los casos de corrupción cometidos entre 2003 y 2015.
¿No me cree? Pregúntele a un venezolano cómo comenzó todo. Le adelanto la respuesta: con la reforma de la justicia para coptarla de jueces amigos al poder. Más aún: vea por quiénes está compuesta la comisión encargada de hacer las reformas; son todos amigos de los k entre quiénes se encuentra el propio abogado de la vicepresidente. La “comisión Beraldi”, decidirá en 90 días el futuro del país, pero como usted y yo sabemos ese destino, si no se frena en diputados, es uno solo: un país donde hay 96% de pobres. No es necesario ni que diga cuál es, usted es capaz de entenderlo.
Es un caso cerrado, es un acuerdo entre un sujeto que afirmaba hasta hace pocos años que la reforma de la justicia sólo beneficiaba a los K, que en plena campaña dijo que no iba a reformar la justicia y que aumentar los jueces de la corte era un error absoluto. ¿Por qué el presidente, que hasta podríamos considerar hasta 2017 un peronista moderado, recae en el absoluto chavismo más recalcitrante del cristinismo acérrimo? La respuesta es una sola y contundente: ella le ofreció el cargo, siempre y cuando él la limpiara de sus causas judiciales. 3 pedidos de prisión preventiva y 5 elevaciones a juicios orales, múltiples procesamientos y una veintena de causas, liberaciones masivas en solo 8 meses de gobierno de los corruptos que se robaron una máquina de imprimir billetes y no pueden justificar sus patrimonios, son solo el preludio de una hecatombe de fallos en favor del verdadero “Robo del Siglo” (sic).
Quizá piense en este momento: me puedo aguantar comer polenta, me puedo aguantar a Cristina libre, me puedo aguantar que queden libres, me puedo aguantar que liberen presos, me puedo aguantar que me ahoguen a impuestos. Pero déjeme decirle de manera simple: lo que no podrá aguantar, es el cercenamiento masivo de la libertad de expresión y, justamente, el “Tribunal de la Venganza”(sic) y la “CONADEP del Periodismo”(sic) que plantean, no solo servirá para lograr la impunidad de los saqueadores de la década robada, sino también para avanzar sobre los opositores, para encarcelar a los periodistas que piensen distinto, para cerrar medios que manifiesten críticas al régimen autoritario y todo lo que usted se imagina.
Hoy puede parecer lejano, pero el día que vengan por tus publicaciones en redes (cómo esbozó la Ministra de Seguridad), el día que vengan por tus opiniones en la Universidad o en público, ahí será muy tarde. No podemos actuar cuando sea tarde, sino ahora.
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